Resumen. Esta campanita reitera que la más sencilla de las ecuaciones, X = Y, se satisface geométricamente en el supremo sacrificio de Jesús por amor a nosotros (la cruz y su silueta) y relata cómo fue que descubrí que tales letras fueron encontradas en una piedra descubierta debajo de la barbilla del crucificado en el Manto de Turín. El relato se puede escuchar aquí, incluyendo la más bella de mis canciones “X = Y”: (en proceso)
La canción también se puede escuchar y visualizar en un video al final del texto.
La Presentación del blog provee información acerca del propósito de estas campanitas y la Organización del mismo muestra cómo las entradas se agrupan por categorías. Esta entrada pertenece a la categoría “Jesús el equilibrio, la hipotenusa y X = Y”.
Extendiendo sus brazos dibujando una Y y clavado en una X denotando la cruz, el Justo murió, por amor a nosotros, encarnando, de una manera vívida, la más sencilla de las ecuaciones, X = Y. Esta es la misma expresión familiar que nos permite comprender visualmente porqué Jesús, al ser el único camino al Padre (Jn 14:6), está elocuentemente relacionado con el concepto de la hipotenusa:
Tal y como festejamos hoy en la Pascua de Resurrección, Jesús, Nuestro Señor ha resucitado y de esa manera ha derrotado a la muerte y al maligno. En verdad, no podía ser de otro modo pues, de una forma tanto curiosa como certera, desde que Él estaba crucificado se preveía. Para empezar, su victoria estaba allí, en la prescrita oscuridad desde la hora sexta hasta la hora nona (de las doce del mediodía a las 3 de la tarde, Mc 15:33), pues ella definía, en el sutil y potente contraste geométrico de los espirales, el triunfo del positivo —el del más en la cruz, claro—sobre el del menos, pues dichas horas claramente contraponen al movimiento luminoso y amoroso del 9 con el flujo negativo, egoísta y diabólico del 6.
Pero hay, a su vez, algo más que también vaticina el triunfo de Jesús, y esto tiene que ver con lo sucedido precisamente a la hora de su muerte. Al Él expirar justamente a la hora nona (Mc 15:34) y al rasgarse, a la vez, el velo del Santuario de una forma coherente por el medio (Lc 23:45), el evento aparentemente mortal definía, también con exquisita agudeza, la condición equilibrada del 50-50 que el santo Hijo de Dios satisfizo, regalándonos así Su unidad:
No hay la menor dudad, Jesús destrozó a la muerte y por eso tembló la tierra (Mt 27:51). No podía ser de otra manera. Siempre será un enigma, sin duda, pero a los niños nos atrae su geometría pura y veraz …
… Para algunos, incluido yo, en el Manto Sagrado de Turín está plasmada la imagen misma de Nuestro Señor Jesucristo en el energético instante sobrenatural de Su resurrección:
Sucede que, en virtud a una amable invitación de parte de mi amigo el Padre Robert Presutti en el año 2010, asistí una mañana de sábado con mi familia a una conferencia acerca de la vilipendiada reliquia, una impartida por el médico holandés Petrus Soons en el Santuario Nacional de Nuestra Señora de Guadalupe en la capital Sacramento. La charla se centró en un estudio holográfico reciente del Manto Sagrado liderado por él y fue dada para acompañar la inauguración de una exhibición llamada “¿Quién es el hombre de la Sábana Santa?”, la cual suelo visitar para rezar cada Viernes Santo, como lo hice antes de ayer.
En medio de la conferencia—una similar a otra que pueden observar por sí mismos aquí—el Dr. Soons explicó, en inglés, cómo los hologramas permitían identificar un “objeto ovalado” colocado sobre el cuello y debajo de la barbilla como se ve en la fotografía del rostro (delineado por abajo y a derecha por unas líneas paralelas debajo de la U invertida debajo de la boca del crucificado) en el que aparecen tres letras que él, empleando sus estudios de caligrafía y usando imágenes con mejor resolución, identificó como:
Apenas él dijo esto (cual explicado a partir del minuto 31 en su charla citada arriba), me volteé hacia mi esposa Marta y le pregunté con toda emoción: “¿Ves tú lo que yo veo?”, “¿No lees allí Jesús, X = Y?” ¡Quedamos estupefactos! ¡Vaya coincidencia magnífica en una roca usada para identificar el cuerpo! ¡Vaya roca que clama y grita en estos tiempos modernos y apunta hacia el Justo, tal y como Él lo afirmó diciendo que si los discípulos callaran hasta las piedras gritarían (Lc 19:40)! ¡Aún me produce escalofrío relatar lo sucedido!
Al terminar la conferencia fuimos gozosos a conocer a Petrus y a su esposa Dalys, y a ellos les conté cómo las tres letras, y en especial las dos últimas, aparecían también a partir de la geometría de la hipotenusa, que yo intentaba proclamar no con poca dificultad. Y para que la alegría compartida fuera aún mejor entendida, me fui a casa y volví en la tarde con dos canciones impresas para ellos: X = Y (en español) y Y = X (en inglés), las cuales llegaron a mí ocho años antes de nuestro encuentro. En efecto, fue un día memorable, y mis suegros conmovidos Enrique y Gloria me acompañaron esta vez a aprender en español, pues el experto en el Manto Sagrado es además polígloto.
A continuación se encuentra la que considero es mi mejor canción, “X = Y”, y un video que permite escucharla y seguirla visualmente. El hermoso arreglo musical, que me hizo llorar de la emoción al igual que otro anterior, fue inspiración del versátil Lázaro Alemán en Cuba y las animaciones fueron amorosamente elaboradas por mi fiel discípulo Jason “Segundo” Huang, empleando los peculiares dibujos minimalistas de mi hermano duartecito. Esta sentida alabanza, en veintiuna estrofas, termina, como acaso lo pueden imaginar, con una bella moraleja geométrica que no se deben perder.
Sumándome al júbilo de los aleluyas para así multiplicar el triunfo del amor, les deseo, exaltando la cruz (como acabo de hacerlo en los signos + y ×), una Feliz Pascua de Resurrección.
¡Que viva Cristo Rey!
X = Y
¡Esto sí es pura geometría!
X = Y
es justicia que ilumina,
es balanza que fascina:
X = Y.
X = Y
es la conciencia encarnada,
es la paciencia sangrada:
X = Y.
X = Y
es palabra que perdura,
es espiral de ventura:
X = Y.
X = Y
es la preciosa morada,
es la planicie anhelada:
X = Y.
X = Y
es hermandad que valora,
es colibrí con aurora:
X = Y.
X = Y
es corta raíz divina,
es geometría sin espina:
X = Y.
X = Y
es futuro que perdona,
es la ciencia con corona:
X = Y.
X = Y
es tonada siempre tierna,
es la oración eterna:
X = Y.
X = Y
es inocencia que besa,
es un jardín sin maleza:
X = Y.
X = Y
es el diseño sencillo,
es majestuoso estribillo:
X = Y.
X = Y
es amistad que da cura,
es libertad con cordura:
X = Y.
X = Y
es el abrazo sincero,
es la potencia del cero:
X = Y.
X = Y
es unidad que edifica,
es torsión que santifica:
X = Y.
X = Y
es el corazón sagrado,
es el más enamorado:
X = Y.
X = Y
es inspiración que llama,
es confianza de quien ama:
X = Y.
X = Y
es bondad apasionada,
es sabiduría soñada:
X = Y.
X = Y
es revelación que anida,
es renunciación querida:
X = Y.
X = Y
es la carencia del polvo,
es la línea del retorno:
X = Y.
X = Y
es el regalo que invierte,
es la vida sin la muerte:
X = Y.
X = Y
es vivencia sin el miedo,
es matrimonio de lleno:
X = Y.
X = Y
es ya lo pleno, te digo,
es amar al enemigo:
X = Y.
(octubre 2001)
La canción se puede oír y visualizar aquí…
Canción registrada ASCAP copyright © 2022 by Carlos E. Puente