Resumen. Esta campanita incluye dos canciones testimoniales: “Lo admito y lo confieso” y “¡Vivo!”. Mientras la primera está relacionada con mi pecado, la segunda está viculada con mi gozo al ser perdonado. El escrito se puede escuchar aquí, incluyendo la primera canción leida y la segunda cantada por mí a capela a partir de un bello arreglo de Lázaro Alemán, director musical de estas Campanitas de Fe: (en proceso)
La canción cantada también se puede escuchar y visualizar en un video con enlace a YouTube al final del texto.
La Presentación del blog provee información acerca del propósito de estas campanitas y la Organización del mismo muestra cómo las entradas se agrupan por categorías. Esta entrada pertenece a la categoría “Campanitas vivenciales”.
Complementando el testimonio compartido en la campanita anterior, cual contado al Maestro José Saramago, aquí incluyo en ésta la octava campanita del blog, es decir la del ∞ rotado, una poesía llamada “Lo admito y lo confieso” seguida por una canción llamada “¡Vivo!”, la cual puede escucharse pues cuenta con un bello arreglo hecho por Lázaro Alemán en Cuba.
Aunque la poesía a continuación fue escrita ya hace más de quince años, admito y confieso, cuando ya celebramos la más bella de las fiestas en el nacimiento mismo del amor, que sigue siendo cierta en mi vida. ¡Cuántas veces he olvidado la esencia del mejor nacimiento! ¡Cuántas veces mi amor no ha sido como el de Él! ¡Cuántas veces te he negado Dios mío! ¡Ciertamente más de tres!
LO ADMITO Y LO CONFIESO
Si no, mentiría…
Lo admito, al principio,
no lo reconocí,
mi vida era ser centro
y mi atención no di.
Me hablaron del misterio,
y no lo comprendí,
mi sueño era concreto
y su canción no oí.
Lo admito, fue más tarde,
que lo reconocí,
fue al saber de muerte
que mi atención le di.
Confrontando mi miseria,
así lo comprendí,
y en medio del silencio
a la canción oí.
Lo admito, muchas veces,
no reconozco aún,
pues al planear un verso
me pierdo su canción.
Es verdad…
Lo confieso, muchas veces,
olvido su sufrir,
me centro en mi pobreza
y pierdo su reír.
A pesar de su grandeza,
persisto en afligir,
me apego a la tristeza
y mancho el porvenir.
Lo confieso, muchas veces,
preferiría el morir,
contemplo mi flaqueza
y dudo mi partir.
Aunque sé de riqueza,
escojo el exigir,
diluyo su proeza
forzando mi vivir.
Lo confieso, muchas veces,
camino sin oír,
me estimo en la cabeza
y crezco mi mentir.
(enero 2002/abril 2002)
Canción registrada ASCAP copyright © 2022 by Carlos E. Puente
… Empero, a pesar de mi pecado y sin lugar a dudas sin merecerlo, también puedo proclamar en mi vida la fiel presencia de Jesús quien repara los sueños y los moldea hacia una realidad futura y vital, como un diseño a un palito dentro de la campana de Gauss circular—cual mi apodo de niño—que crece a capullo y luego a rosa. Ciertamente, los años desde mi conversión inicial, es decir desde que “nací de nuevo” hace ya unos 28 años, han sido los mejores de mi vida y ha sido un gran privilegio el experimentar el amor de Dios, infinito y verdadero que me hace exclamar: ¡vivo!
Hoy, sumándome al canto de los ángeles, oh dualidad sutil en el positivo signo + de la suma y también en el dolor que le resta a la cruz que he causado yo, deseo también declarar que vivo por Él, por quien dio su vida por mí, por quien, por su sacrificio, merece todo honor y toda gloria, pues sin Él, y como lo dicen sus claras explicaciones en el capítulo 15 del Evangelio según San Juan, que darán lugar a otra campanita sorpresiva, no puedo hacer nada.
Dándole gracias al Dios trino por este instante, por todo lo que he vivido, por tantos bellos regalos, por su perdón a mis pecados confesados, por mi hermosa familia, por mis amigos y enemigos, por sus enseñanzas sencillas, por la paz y el tiempo, por las charlas que he podido compartir, por el honor de soñar con Shanti Setú/Puente de Paz y por tanto más, deseo concluir diciendo ¡Feliz Navidad! ¡Que el Señor nos regale la más bella de las celebraciones y que nazca plenamente en nuestros corazones! ¡Y que María Santísima ore por nosotros!
¡VIVO!
¡Pues Él vive!
Humildemente a Jesús,
el reparador de sueños.
Él en verdad merece
todo honor y toda gloria…
Sin Él no puedo…
Vivo,
saboreando su alivio,
creciendo al destino,
escuchando su trino
a mí alrededor.
Vivo,
degustando su brillo,
intentando el camino,
ponderando lo fino
en mi corazón.
Vivo,
y recuerdo promesas de amor,
imagino que serán mí hoy,
y me sueño completo.
Vivo,
y en silencio retumba su voz,
me estremezco con su compasión,
y me siento pequeño.
Vivo,
saboreando su alivio,
creciendo al destino,
escuchando su trino
a mí alrededor.
Vivo,
degustando su brillo,
intentando el camino,
ponderando lo fino
en mi corazón.
Vivo,
y gozoso contemplo su bien,
incremento mis ansias de fe,
y me estimo despierto.
Vivo,
y sediento recibo su ser,
me conforta su flama de miel,
y me sé redimido.
¡Vivo!
(agosto 2000)
La canción se puede escuchar aquí…
Canción registrada ASCAP copyright © 2022 by Carlos E. Puente